Durante la administración de Donald Trump, uno de los temas más relevantes a nivel económico fue la llamada «Guerra Arancelaria». Su impacto se sintió en varias industrias, pero especialmente en la del acero, un sector fundamental para la infraestructura, la construcción y la manufactura.
Definiendo lo que es una “Guerra Arancelaria”
En el contexto del comercio internacional, una “Guerra Arancelaria” se define como un conflicto económico en el que dos o más países imponen tarifas o impuestos elevados a los productos importados entre sí, como medida de presión comercial o proteccionismo. Generalmente, comienza cuando un país establece aranceles para proteger su industria local, y los países afectados responden aplicando sus propios aranceles en represalia, lo que puede escalar en una serie de medidas que afectan el comercio internacional.
Inicios de la guerra arancelaria
En 2018, el gobierno de Trump impuso aranceles del 25% al acero y del 10% al aluminio importado, principalmente de países como China, Canadá, México y la Unión Europea. La intención era proteger la producción nacional, estimular el empleo interno y corregir déficits comerciales históricos.
Efectos inmediatos en la industria del acero
- Incremento de precios: El acero producido en Estados Unidos subió de precio de manera casi inmediata. Esto benefició a los productores nacionales a corto plazo, pero encareció los costos para sectores como la construcción, la automotriz y la fabricación de maquinaria.
- Mayor demanda interna: Empresas que dependían del acero importado buscaron proveedores nacionales para evitar los aranceles, fortaleciendo temporalmente a las siderúrgicas estadounidenses.
- Presión sobre las exportaciones: Otros países respondieron con aranceles propios a productos estadounidenses, lo que afectó indirectamente a fabricantes locales de productos derivados del acero.
Consecuencias a largo plazo
Aunque inicialmente algunas plantas de acero reabrieron y se anunciaron inversiones, a mediano plazo surgieron retos importantes:
- Costos operativos más altos: El alto precio del acero elevó los costos de producción en múltiples sectores.
- Reducción de competitividad: Productos estadounidenses hechos con acero encarecido perdieron competitividad frente a bienes de otros países.
- Impacto mixto en el empleo: Aunque hubo recuperación de empleos en la industria siderúrgica, se perdieron más puestos de trabajo en industrias que dependen del acero económico.
El caso de México y la industria del acero
México fue uno de los países más afectados en la primera etapa de la guerra arancelaria, pero logró negociar la eliminación de los aranceles en 2019 tras el acuerdo del T-MEC. Esto permitió una relativa estabilización, aunque los efectos en la cadena de suministro y en los precios aún se resienten en algunos segmentos del mercado.
¿Tendremos una recesión en México?
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), México enfrentará una recesión en 2025, con una contracción del PIB del 0.3%. Esta previsión se atribuye principalmente a los aranceles del 25% impuestos por la administración de Donald Trump a productos clave mexicanos, como el acero, el aluminio y las autopartes, lo que ha afectado la inversión y el consumo en el país (Miguel Jiménez, El País, 2025).
Reflexión final
La guerra arancelaria de Trump dejó una lección clara: en una economía globalizada, proteger a un sector específico puede desencadenar efectos que afectan a muchas otras industrias tanto nacionales como internacionales. Para el acero, fue un impulso temporal, pero también el inicio de desafíos que siguen sacudiendo el mercado. Hoy, con México enfrentando una posible recesión como consecuencia de esos choques comerciales, se reafirma una verdad indiscutible: las decisiones comerciales de un país pueden transformar la económica de toda una nación.
Bibliografía
| Jiménez, M. (2025). La guerra comercial de Trump condena a México a la recesión, según las previsiones del FMI. El País. Recuperado de sitio web.